jueves, 8 de julio de 2010

FLORES QUE ALIMENTAN


LAS FLORES, TAMBIÉN, PUEDEN FORMAR PARTE DE NUESTRA DIETA Y DAR UN TOQUE DE COLOR A NUESTROS PLATOS. NO OLVIDEMOS QUE EN EL PASADO, ENDULZABAN LA ALACENA CON AMBROSÍAS TALES COMO EL VINO DE VIOLETAS, LOS BUDINES DE FLORES, LAS CALÉNDULAS EN VINAGRE O LA CONSERVA DE LAVANDA.

Tal vez las más populares sean las rosas. Los antiguos libros de cocina rebosan de recetas en donde aparecen conservas de rosas, tartaletas, salsa de escaramujos o pimpollos en vinagre. Su belleza, acompañada de su fragancia y dulce sabor, hacen que esta sea una flor especialmente apreciada en la cocina. Y aunque hay un sinfín de variedades, cualquiera de ellas es susceptible de ser utilizada en la cocina. Hay que tener en cuenta que la rosa gallicia, la damascena y la centifolia son las más perfumadas e ideales para preparar mermeladas y dar sabor a almíbares y vinagres. Cuanto mayor sea el perfume de la rosa, más intenso será su sabor. Par usar los pétalos, es conveniente quitarles el extremo blanco de la base, enjuagar y secar en la palma de la mano. Podremos utilizarlos para ensaladas o picarlos para agregar a un bol de frambuesas o crema, como postre. Los pimpollos pueden condimentar estofados, según una costumbre de Mongolia. Hay que recordar que el agua de rosas se utiliza en Oriente Medio para dar un delicado aroma a los platos de carne, tortas y cremas. La caléndula, también llamada maravilla, se usa desde siempre en la India, como alimento. Sus pétalos pueden secarse en un horno, a baja temperatura, para luego ser molidos y combinar con especias como la canela y el clavo. Su aroma es más bien rancio y su sabor tirando a amargo. En Europa, estos pétalos molidos eran llamados el “azafrán del pobre” y se utilizaban para dar color al arroz y otros guisos. Si a los pétalos frescos, le quitamos la parte blanca, que es amarga, los podemos usar en ensaladas. La lavanda o espliego común, confiere a los platos un embriagador y esquivo sabor, aunque hay que utilizarla con cautela. Preparada en infusión de hojas o flores, se puede añadir en forma de crema a helados y otros postres. Con las ramas enteras se puede preparar vinagre de lavanda. Otro uso para las flores es mezclarlas con el azúcar para aromatizarlo. Los más atrevidos añaden lavanda al pollo y conejo estofado e incluso, al arroz. Pero cuidado con las hojas, ya que son sumamente aromáticas, por lo que se deben utilizar con discreción. Y secas, aún son más fuertes, por lo que es mejor no usarlas. El taco de reina o capuchina es originaria de Perú y fue traída a Europa por los conquistadores. Sus semillas son un excelente aderezo, puestas en remojo de salmuera durante 24 horas, cubiertas más tarde por vinagre blanco hervido y dejando macerar durante 6 meses. Sus flores, mezcladas con pimienta blanca y macís, hacen un sofisticado vinagre. La hojas combinan de maravilla en ensaladas de champiñones y judías blancas, ya que tienen un sabor picante parecido al berro. También se pueden utilizar en la preparación de bocadillos. Estas, junto a las flores, cortadas en juliana, se pueden agregar a una sopa en los últimos minutos de cocción. La violetas son ideales para decorar ensaladas de endibias y perifollo, La violeta de olor tiene un aroma suave y dulce, pero es la más efímera. La violetas de tres colores, abrillantadas en almíbar o escarchadas con clara de huevo y azúcar glaçé, sirven para decorar postres. También son un delicado relleno para una tortilla o guarnición para una sopa fría. El agua de violetas se utiliza para condimentar pasteles y budines.

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