jueves, 8 de julio de 2010

EL FIN DE UN MITO


La vida en solitario ya no es considerada ni una desgracia y un castigo divino. Ahora se disfruta al máximo de la libertad que te da la soltería y sin dolores de cabeza.

Los tiempos de las familias numerosas han pasado a la historia. Las empresas de publicidad y marketing lo saben, y por eso, por ejemplo, las sopas de sobre “para 4-6 personas” se van sustituyendo paulatinamente por dosis más pequeñas y raciones individuales que suelen prepararse en cinco minutos y a menudo se consumen en el mismo envase para evitar fregar los platos. El concepto de familia ha cambiado con el tiempo, y nacen nuevas unidades de convivencia, entre ellas, la de vivir solos. Hace tiempo que las empresas son conscientes del aumento del número de personas que viven solas y por eso diseñan productos ajustados a esta realidad, concentrándose en los colectivos de solteros y homosexuales porque son grandes consumidores y usuarios habituales de actividades de ocio y evasión. Las cifras corroboran la tendencia. Según el Institut d’Estadística de Catalunya (Inescat), en el año 2010 el 23% de los hogares catalanes estarán habitados por una sola persona. En Barcelona, este porcentaje ya había sido superado en el año 1996, y desde entonces no ha dejado de crecer. El fenómeno es habitual en las grandes ciudades del norte de Europa, por ejemplo, en París, el 40% de los hogares son unipersonales. Barcelona, como cualquier gran ciudad europea, asiste a un fenómeno que pasa prácticamente inadvertido: el rápido crecimiento de los hogares unipersonales. Si hablamos a nivel de toda España existen ya casi tres millones de hogares unipersonales, según el censo, una cifra que triplica lo que sucedía hace 20 años. Pero jóvenes solteros hay muchos más: unos cinco millones de personas entre los 25 y los 49 años, según el Instituto Nacional de Estadística. Por eso, la proyección que hacen los sociólogos consultados es que en un futuro próximo las cifras de personas que viven solas aumentarán hasta alcanzar al menos un tercio de los hogares totales, como ocurre en Europa.
Miles de personas que viven solas, jóvenes y mayores, ven cómo las dificultades que ofrece la vida diaria se acrecientan ante la ausencia de una cultura del hogar unipersonal. Parece algo contradictorio, pero no lo es que las personas que viven en solitario son las que tienen una agenda más activa. Ya que nos significa que estas personas se aíslen de la sociedad, sino todo lo contrario. Desarrollan mecanismos de compensación y cuentan con otros espacios para comunicarse con los demás. El teléfono y la conexión a Internet son indispensables para la uno-economía y, consecuentemente, uno de sus principales gastos. Los actuales célibes son raramente calificados de “solterones”. En algunos casos, incluso está bien valorada su independencia. Con todo, la soledad es menor en España comparada con otros países porque en los países mediterráneos la familia y el círculo de amigos siguen siendo muy importantes. En cambio, las relaciones vecinales empiezan a ser muy poco frecuentes.

El perfil del que vive en un hogar unipersonal suele marcarse por vivir en las grandes ciudades, tener estudios universitarios y superiores que los distancian de la media de la población y su perfil es de una clase social alta. Dentro de ámbito empresarial han venido a denominarse como “singles”, personas sin responsabilidades familiares que viven solas y cuyo estatus económico y cultural es superior a la media. Aunque todavía no son un grupo mayoritario, el Estudio General de Medios (EGM) indica que representan el 6,7% de la población y un 18% de los hogares, y es uno de los que más ha crecido en estos últimos años. El número de hogares con una persona son un indicador de progreso, ya que ofrecen el nivel de independencia económica y emocional de las personas. Es por este motivo que las empresas de publicidad y marketing se están centrando en este sector del mercado, un sector libre de cargas económicas.

La decisión de independizarse e irse a vivir solo es dura, tanto para la mente como para el bolsillo. Las ventajas y los inconvenientes son los que nos decantan hacia un lado de la balanza. Dependiendo de cada persona la decisión es una u otra. Los motivos de por que la tendencia es a irnos a vivir solos son variados, pero no hay duda de que para poder realizar esta tentativa es necesario una serie de requisitos comunes. La independencia económica es una de ellos. Es cierto que una vivienda es cara, pero últimamente, y con motivo de que es para una sola persona, se ve aumentada la demanda de pisos de espacio reducido, de entre 30 y 40 metros cuadrados. Son los más solicitados, y por consiguiente, están aumentando su valor dentro de ciertos límites. Los que se encuentran situados en las grandes urbes vuelan de entre las manos de los constructores. Confirmamos pues, que la tendencia es la de vivir en soledad, o como se dice ahora vivir de “single”. Pues bien, sobrevivir en estos habitáculos es de lo más divertido y a la vez moderno. El ahorro energético es importante, al igual que el ahorro de tiempo que se necesita para las tareas domésticas, que es mucho menor. La imaginación y el estilo de cada uno pone mucho de su parte. Aunque Ikea también pone lo suyo. Volverse loco en un espacio así podría llegar a parecer relativamente fácil, lo cierto es, que la mayoría de personas que utilizan estos espacios son gente que no suelen estar mucho en casa. Entre semana, por la mañana el trabajo, por la tarde/noche los amigos y a la cama a dormir. Los fines de semana y festivos, por la mañana el gimnasio o el deporte, a mediodía comida con los amigos o el ligue de turno, por la tarde sesión en el cine o de compras, cena con los compis y llega la noche y de marcha toda la noche. El tiempo de vida en el habitáculo es mínimo. Así que no hay que agobiarse por si vives en 40 o 150 o 240 porque lo mejor de todo es que nunca estarás solo. El auge de este colectivo de “singles” o, como me gusta más denominarlos, impares definitivamente ha modificado los hábitos de consumo y la oferta económica. El colectivo gay es un segmento de población que se adapta perfectamente a las características de la vida de impar. El hecho de que seamos un poco fiesteros y nos guste que nadie nos agobie en casa puede influir algo en esto. Fuera de coñas, hoy en día, vivir la vida es lo suficientemente complicado como para complicárnosla más con habitaciones llenas de polvo que hay que limpiar, fregar, y ordenar. Todo tiende a reducirse y el espacio también. En Japón hace tiempo que existen las mini viviendas y se lo montan muy bien. Los movimientos sociales van ligados estrechamente a la economía. Y ambos fluyen por la inercia de la población. Las reestructuraciones naturales forman parte de la propia naturaleza del ser humano. Por eso siempre evolucionamos. Lo importante es vivir bien, sentirse que las necesidades están cubiertas, y por encima de ellas, sentirse libre.

PERFILES

Si pensabas que todos los solteros son iguales te equivocas. De la misma manera que la edad es clave a la hora de manifestar una seguridad en su propia situación, el vivir en un lugar u otro también genera una serie de diferencias sobre su actitud hacía la vida:

Singles españoles
Para los solteros españoles es muy importante el desarrollo profesional. La generosidad y las dotes comunicativas son características muy buscadas en una pareja potencial. Por otro lado, a los solteros españoles les costaría mucho aceptar a una pareja de otra nacionalidad o religión.

Singles holandeses
Destacan por una actitud optimista, de hecho son los más satisfechos con su soltería, no buscan el “sentido familiar” en sus posibles familias y no son muy amantes ni de gastar alegremente no de los “sabelotodo”.

Singles austriacos
Los solteros de la región austriaca son muy exigentes y extremadamente independientes. Buscan a un compañero intuitivo, puntual y, al ser posible, más jóvenes que ellos, principalmente.

Singles belgas
Los singles belgas son poco exigentes pero buscan a alguien que impresione a amigos y familiares. Aún así, dinero, apariencia y cualidades sexuales son aspectos secundarios para los solteros belgas, aunque admiran cualidades deportivas en sus parejas.

Singles ingleses
Los solteros británicos son románticos, convencionales, tradicionales y especialmente tímidos, inseguros y pesimistas.

Solteros franceses
No les gusta estar solteros, como tampoco les gustan los bromistas, compulsivos o graciosos, características que les ponen de los nervios. Además, los hombres demasiado enérgicos les “asustan”.

Singles italianos
Sufren de “miedo al compromiso”, son los más “ligones” en cuanto a citas y buscan una pareja no demasiado complicada.

Singles alemanes
Los singles alemanes no han tenido apenas “affaires” sentimentales. Muchos de ellos alegran estar doloridos por malas experiencias pasadas.

Singles irlandeses
Tener una pareja sociable es imprescindible. Aún más, en Irlanda, el humor aumenta el atractivo.

Singles noruegos
Son los que en mayor número viven emancipados, aunque les gustan las personas hogareñas y familiares. Como curiosidad, los fumadores lo tienen difícil.

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