Tras segundo juicio condenan a 58 años de prisión al asesino de dos gays
La Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, con sede en Vigo, España, ha condenado a un total de 58 años de prisión a Jacobo Piñeiro Rial, el autor confeso del doble crimen de dos jóvenes homosexuales, por dos delitos de asesinato -penados con 20 años cada uno- y otro delito de incendio -castigado con 18 años-.
En la sentencia, dada a conocer este jueves, se decide condenar a Jacobo Piñeiro Rial por los asesinatos de Isaac Pérez Triviño y Julio Anderson Luciano, a los que asestó 57 puñaladas. También es condenado por el incendio que provocó en el piso donde tuvo lugar el crimen, en julio de 2006, aunque el juez le absuelve del delito de hurto -por el que le acusaba el abogado de la madre de una las víctimas-.
La sentencia se basa en el Veredicto dictado por un jurado popular hace tres semanas. El jurado consideró por unanimidad a Jacobo Piñeiro culpable de los dos asesinatos y del incendio y, tal y como recoge ahora la sentencia, no se aprecian “circunstancias modificativas de la responsabilidad criminal”, porque el jurado rechazó las eximentes que planteaba la defensa: miedo insuperable, legítima defensa e intoxicación por alcohol y drogas.
En la resolución, el magistrado de la Sección Quinta de la Audiencia Provincial considera la existencia de suficientes pruebas de cargo contra el acusado y destaca su “insistencia y reiteración” en el ataque a las víctimas. Además, también refleja en la sentencia que Jacobo, “lejos de dar aviso a los servicios médicos, se desentendió” del estado en que quedaban los jóvenes, heridos de muerte.
Barbarie escalofriante
El juez va más allá y reprocha el “ánimo particularmente perverso” del autor de estas muertes. En lo que respecta al asesinato de Julio, la sentencia señala: “estamos ante todo un lujo de barbarie, ante una escalofriante, inhumana y atroz agresión, merecedora pues de la máxima sanción”.
En el caso de Isaac, utiliza los mismos calificativos, añadiendo que la “descomunal agresión” no se detuvo con las primeras puñaladas, sino que continuó posteriormente, cuando Isaac “ya no representaba un peligro real”. La sentencia también evidencia el riesgo del incendio que causó Jacobo y, según el juez, el acusado provocó una situación “potencialmente idónea” para que se propagase el fuego por el inmueble y se originase una explosión-ya que dejó abierta la espita del gas.
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