Además de otros beneficios: fibra para mejorar el tránsito digestivo (uno se vuelve irritable cuando padece de congestión intestinal); carbohidratos para hacer funcionar las células (sin ellos la fatiga está al acecho); agua para hidratar al organismo (hasta 90% en ciertos vegetales).
Deberíamos consumirlas en todas las comidas. Si has perdido este buen hábito, es el momento de volver a él: tómate el tiempo para ir al super para escoger frutas y verduras frescas.
Si es orgánico es mejor Un estudio realizado por un laboratorio del Centro Regional Anticanceroso del Languedoc-Roussillon, en Francia, demostró que el contenido de nutrientes de los vegetales orgánicos es superior al de las frutas y verduras cultivadas con fertilizantes químicos.
Crudas o ligeramente cocidas al vapor Las vitaminas son frágiles y caprichosas: algunas se oxidan con el aire otras se van con el agua o se maltratan con el calor. Para estar seguros de no perder ni un ápice, consume diariamente por lo menos dos porciones de verduras crudas en ensalada y dos frutas frescas.
Lava frutas y verduras bajo el chorro del agua y no las remojes nunca. En cuanto a las verduras cocidas, prefiere las cocciones suaves (vapor, horno tibio). Si las hierves, conserva el agua para hacer un aderezo o una salsa, no olvides que esta lleno de vitaminas.
Para saber más: Todas las frutas y verduras tienen diferentes composiciones.
Para estar seguro de ingerir diariamente todo lo que tu cuerpo necesita, no necesitas traer una calculadora en la bolsa, basta con variar el color de ellas, ya que este proviene, en gran medida, de las vitaminas y minerales que las componen.
Todo resumido en 3 líneas: Las frutas y verduras y verduras nos proporcionan vitaminas, minerales, carbohidratos, fibra y agua
Prefiere consumir productos orgánicos.
Come por lo menos dos porciones de verduras crudas y dos frutas frescas.
Varía los clores para diversificar los aportes de vitaminas y minerales.
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